La energía renovable se consagra como la máxima alternativa al gas natural. El uso de los recursos naturales, gratuitos e inagotables garantiza la eficiencia energética, una doble vertiente que busca, por un lado, reducir el suministro eléctrico a través de la compra de electrodomésticos que consumen lo justo y necesario, que no produzca desperdicios durante el transporte de la energía; y, por el otro, reducir de manera considerable la factura eléctrica del mes.
Esta apuesta por las energías renovables en el entorno doméstico aumenta cada vez más su porcentaje de uso, ya que se trata de una energía limpia, ecológica y respetuosa con el medio ambiente. A día de hoy se considera como el sistema que menor cantidad de partículas nocivas desprende. Los hábitos de consumo poco a poco se inclinan hacia un cambio sostenible y dejan atrás las instalaciones de propano y a las bombonas de butano.
Pese a que el cambio no está siendo tan drástico como ocurre en otros países europeos, como los situados al norte, la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA) experimentó un crecimiento de la demanda en 2016, cubriendo así el 39.7% del sistema eléctrico de la península.
Hay un factor muy relevante a tener en consideración y es que las energías renovables todavía se encuentran en pleno auge y desarrollo. Esto quiere decir que sus aplicaciones pueden resultar poco útiles en algunos modelos de vivienda, como los bloques de piso, que casualmente son los que más abundan en España.
Para una instalación fotovoltaica en un piso, por ejemplo, se precisarán unas baterías de almacenaje que además de ser caras, no compensan la inversión. Por esta razón, este proyecto es complicado de implantar en España, aunque la tecnología avanza a pasos agigantados y, poco a poco, las aplicaciones mejoran.
El precio inicial, no obstante, parece ser el inconveniente que mayor problema causa en el momento de instalación. Es importante que el usuario analice esta alternativa como una inversión que a largo plazo devolverá todos los frutos sembrados en forma de factura eléctrica.
Modelos de energías renovables más demandado
- La energía solar fotovoltaica
Supone el sistema más común y conocido de todos los que dispone el mercado en la actualidad. Los paneles solares se amortizan a corto plazo en viviendas en las que se practica el autoconsumo compartido, esto es, entre una comunidad de vecinos; o en viviendas particulares que se encuentran apartadas de la metrópolis.
La energía solar se alimenta de la radiación solar para transformar sus beneficios en consumo eléctrico para el hogar. Destaca por su versatilidad e independencia energética, ya que no se conecta a la red eléctrica convencional. Esta es la clave del ahorro, que puede llegar a ser del 70%.
El gas natural no es capaz de llegar a las zonas rurales, de manera que estas instalaciones cobran fuerza en estos entornos, que emplean el gas butano o propano para el abastecimiento, un recurso que no sale nada rentable si se compara con las ventajas que ofrecen las energías renovables.
- La energía solar térmica
Este sistema, no obstante, sí que puede salir rentable en los hogares de bloques de piso, ya que se aprovecha del calor del suelo, a través de unos tubos conectados, para proporcionar calefacción y agua caliente sanitaria a la vivienda.
De esta manera, se puede reducir en el sistema que mayor gasto genera en el total del presupuesto de una factura eléctrica: la calefacción. Dispone de aplicaciones que permiten reducir las humedades e, incluso, generar el efecto contrario al calor: ofrecer electricidad para refrigerar espacios. Así, también se puede aprovechar en las estaciones más veraniegas.
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